Mujeres: Fin del patriarcado, renacimiento de la biología
Dr. Yuri Carvajal Bañados, doctor en Salud Pública
A veces la medicina se aleja de lo biológico y por supuesto, pierde no sólo espesor, sino pre- cisión diagnóstica y agudeza pronóstica, tan crucial para la terapeútica. COVID 19 es un caso grave de tal distancia. Pero también vagotomías para las úlceras, la explosión de resistencia anti- biótica y esa oveja negra de la familia de la cual poco se habla, eugenesia.
Pero sin biología la medicina se vuelve desdichada, pierde rumbo, como si desatendiera el amor de una Cordelia que calla en vez de repetir palabras vacías.
Y para quienes enarbolan biomédico como cardo u ortiga, cultivamos y cultivemos la herencia biológica de estas investigadoras brillantes, marginadas y ocultadas. Trayéndolas a la memoria buscamos mostrar que el fin de patriarcado es también un renacimiento de la biología como aguda teoría y a la vez poderoso y vital cuerpo de saberes.
Imágenes, experimentos, prudencia e historia natural Nuestro rescate antipatriarcal de la bio- logía se moverá entre cuatro claves. Para cada una de ellas ilustraremos con breves conclusiones algún aspecto que relevamos de las investigadoras. No nos extendemos en aspectos de sus vidas que siendo muy importantes, están bien tratadas en sus biografías en conciencia.com, un sitio de la universidad del país vasco. Y aunque wikipedia también es una valiosa fuente, en algunos casos la información es poca. Por lo demás hemos preferido al menos nombrarlas, para que el lector interesado profundice y saque sus conclusiones.
2. Prudencia
2.1. Pinturas radiactivas
Las radiaciones ionizantes fueron reconocidas a partir de los trabajos de Röentgen. Pronto un tipo de radiación semejante, pero no surgida de una dinámica eléctrica, sino de la materia misma en forma espontánea, sería reconocida por Marie Sklodowska y Pierre Curie en 1898 a partir del radium. En 1901 Becquerel reportó una quemadura de piel causada por esta sustancia. Lesiones de piel también fueron prontamente reconocidas por el uso de los rayos X, pérdidas de falanges.
Pero también ambos tipo de radiaciones fueron a la vez revestidas de amplios poderes terapéuticos.
Su uso industrial fue rezagado respecto del uso médico. Radium fue preconizado para artritis, gota y diabetes. Pero también fue incorporado a alimentos, como nutriente y en suplementos vitamínicos. El radón, un producto de su descomposición radiactiva, en forma gas fue incorpo- rado a las aguas minerales. Radithor, una mineral con radium, Undark, una pintura basada en radium 226, Tho-radia, otra pintura usada en productos cosméticos y hasta una mantequilla sin radium, pero que aprovechaba su nombre como signo de prestigio: Radium Brand Creamery Butter.
La aplicación de radium en las pinturas de los diales de relojes, para sacar provecho de su radia- ción espontánea y luminosa, fue inventada en 1913. Para 1918 más del 95 % del radio producido era usado en estas aplicaciones. En tres pueblos de Estados unidos se concentró esta industria: Waterbury, Orange y Ottawa. Cerca de 3000 mujeres de 15 a 30 años fueron empleadas para eje- cutar esta labor, usando pinceles finos, que secaban en sus labios. Ya a principios de los años 20, varias de ellas consultaron a sus dentistas o médicos, por lesiones dentales, de la boca o del brazo. En 1923 falleció Irene Rudolph, trabajadora de la industria localizada en Waterbury y en 1924 el caso fue investigador por el equipo del Dr. Cecil Drinker. su esposa Dr. Katherine Drinker, y el Dr. William Castle, para apoyar el litigio en la Corte de su familia. Durante los años 20 e incluso en los 30, ya retiradas del trabajo, desarrollaron sarcomas, cáncer de labio, boca y brazos. Entre fines de los 20 y la mitad de los 30, las afectadas o sus familias recurrieron a la justicia para ser compensadas por las lesiones, litigando con distinto éxito. En Waterbury por ejemplo la empre- sa rápidamente buscó un acuerdo. En Ottawa, la estrategia fue un duro litigio, prolongado y salpicado de recursos legales.
Algunas trabajadoras sobrevivieron con sus lesiones hasta el siglo XXI. Muchas de ellas fueron incorporadas a estudios de efectos, que no tuvieron implicancias sobre su salud, pero que sus- tentaron la regulación posterior de exposición a radiaciones (Richmond et al., 2017).
En este caso, la regulación se demostró insuficiente, la información entregada a las trabajadores escasa y equivocada, Alice Hamilton la toxicóloga médica más relevante de su tiempo, sólo pudo participar marginalmente en estos trabajos, dadas las restricciones industriales para el análisis de expertos.
Resumiendo: evidencia existente, uso industrial irresponsable de un agente con toxicidad repor- tada, información limitada a los expuestos, manejo irresponsable de los residuos, investigación tras la ocurrencia de muertes, largo litigio judicial.
2.2. Talidomida
En un ámbito más bien institucional y bajo un silencio casi administrativo, en septiembre de 1960, la compañía William Merrell solicita a la FDA un nuevo uso para Kevadon, un sedante. El medicamento había sido autorizado en Europa y había sido un éxito de mercado. La evalua- ción fue asignada a Frances Kelsey. Esta funcionaria, no sólo tenía un doctorado en farmacología (1938), sino que estaba titulada como médico (1950). Había colaborado en 1936 con la investiga- ción de su director de tesis, sobre el uso de dietilenglicol como disolvente de sulfonilamida, un trágico evento farmaceútico causante de 107 muertes, que dotó de poderes regulatorios a la FDA en 1938.
Su tesis doctoral había sido realizada en teratogénesis y tenía experiencia investigando medi- camentos que atravesaban la barrera placentaria, con efectos sobre el desarrollo embrionario. Kelsey tuvo presiones institucionales y de la empresa, para apurar la aprobación. Pero ella buscó publicaciones y leyó con cautela los antecedentes presentados. En noviembre de 1961, como un verdadero brote empezaron a nacer niños con severos defectos del desarrollo de las extremidades en Europa. Más de 100 mil afectados en el mundo por un medicamento que atravesaba la barrera placentaria, comprometiendo el desarrollo estructural de los miembros o partes de ellos (Carpenter, 2010). Kelsey en 1962 fue galardonada por el presidente Kennedy con el galardón President’s Award for Distinguished Federal Civilian Service, el reconocimiento máximo para funcionarios civiles. Su trabajo en una oficina de agencia gubernamental, su afán de veracidad y su ética, evitaron que USA viviera lo ocurrido en Europa.
Resumiendo: evidencia existente, uso industrial del agente, con información reservada a los eva- luadores, conocimiento técnico y seguridad del evaluador, publicidad internacional. No hubo litigio judicial.
2.3. DDT
A principios de los 60, junto a la voz de Kelsey, otras voces se levantan. Una de ellas, una escritora científica reconocida por un libro sobre la biología del océano, llamado El mar que nos rodea. Rachel Carson puso se prestigio al servicio de una tarea que le parecía aún más importan- te. El combate contra los pesticidas, centrado en su molécula más exitosa: DDT. Carson publica en 1962 su Primavera Silenciosa, contra esta molécula descubierta en 1874, pero que desde 1945 fue liberada al consumo masivo, una extensión de su uso militar en la segunda guerra. Tras la guerra se inicia otra lucha mundial, contra mosquitos y malaria. Con esos enemigos, el biocida sólo prometía beneficios por doquier (Pimentel, 2008). En 1972, cuando fue prohibido en USA, su consumo respecto de 1945 había crecido diez veces (Maguire, 2008). DDT fue agrupado junto a otros compuestos orgánicos clorados y por su capacidad para acumularse en las células grasas y concentrarse a lo largo de la cadena alimentaria, fueron identificados como compuestos orgá- nicos persistentes y etiquetados como parte de la docena sucia (Hamilton, 2007). El convenio de Estocolmo en el año 2001 aprobó restringir su uso.
Resumiendo: evidencia existente, un producto de consumo masivo, denuncia por un escritor científico prestigiado.
3. Producción de imágenes, condensación de saberes.
Producir objetividad mediante imágenes revela el arte escondido y soslayado de la produc- ción científica. Y en todo artista hay un artesano profundo y ejercitado.
3.1. June Hart
June Almeida, June Hart verdaderamente, fue la productora de las imágenes de coronavirus y la que dió su nombre al conjunto de virus con corona tipo sol. Identificó las espículas. Fue una maestra de la microscopía electrónica y su talento la movió de Irlanda a Canadá y luego a Inglaterra, trabajando con virus y microscopía electrónica. Su destreza era tal que pese a que debió empezar a trabajar a los 16 años,y su formación de pregrado debió suspenderse, obtuvo su doctorado por el trabajo realizado. June Hart identificó además el virus de rubeola y produjo las primeras imágenes del virus de inmunodeficiencia humana.
3.2. Rosalind Franklin
Rosalind Franklin identificó la estructura del ADN. Alguna vez la historia situará a Watson y Crick y probará que esta mujer judía, feminista, excursionista y solidaria, no sólo produjo las imágenes que fueron usadas por los laureados con el Nobel en 1962, si no que ella es parte crucial de la identificación de la estructura. Las imágenes de Franklin revelan una profunda indagación teórica que se condensa en la placa con la difracción de los rayos X. Había estado tres años post- doctorales en Francia estudiando cómo dilucidar estructuras cristalográficas tridimensionales a partir de la difracción. La foto 52 es una imagen densa, pues resulta de su saber y de su práctica técnica.
Franklin murió antes del Nobel de un cáncer de ovario y fue acogida en el laboratorio de John D Bernal, pues recibió desconsideración en el laboratorio en donde produjo las imágenes.
3.3. Barbara McClintock
Debemos a Isabelle Stengers un comentario sobre la vida y obra de esta genetista, que fue reconocida con el premio Nobel a los 80 años. Aunque hija de médico, su vida fue modesta. Pu- do doctorarse gracias a los incentivos y becas de la investigación agrícola de principios del siglo XX en Estados Unidos.
Sus dos grandes logros fueron la identificaciòn de la correlación entre material genético y rasgos morfológicos, a través de sus técnicas de tinción cromosómica y las características observables del maíz. Allí también pudo identificar los entrecruzamientos de genes durante la meiosis. Bar- bara pudo reconocer que el proceso vital es mucho más azaroso y variable, que se trata de un movimiento y no una mera reproducción maquínica.
El microsocopio y el maíz son los símbolos de su trabajo. La producción de imágenes y la de- dicación a un vegetal originario. La célula de maíz fue su objeto salvaje, la resistencia a la cual se adaptó y entregó, para producir una objetividad entendida como la verdad del objeto. Una ciencia por cierto autoral, no en vano estamos recuperando su memoria, su subjetividad, su his- toria. Sin su soledad, sin su tenacidad y paciencia, sin esos componentes de lo que estaba hecha Barbara, la objetividad del objeto se habría extraviado.
4. El experimento como acontecimiento de un laboratorio
Martha Chase, Rosalyn Yalow, Hilde Mangold, Daisy Roulland-Dussoix y Ester Ledenberg trabajaron como si hubieran leído a Latour. Sus vidas hacen del experimento aquello que da vi- da al laboratorio y a la vez hace nacer un mundo. Y del laboratorio, un peculiar territorio donde arte, artesanía y saber se anudan en ese salto intrépido que es un experimento real.
No quisiera hablar de lo crucial que puede ser un resultado. Es una mala objetividad la que des- poja al objeto de toda la red que le permite existir. Quisiera ver en el objeto un generoso portador de las virtudes de sus alumbradoras.
4.1. Marta Chase
Marta Chase es quizás la desdicha de un talento. Su jefe fue galardonado con el Nobel y a ella se la ocultó en vida. La comunicación científica de su experimento estaba suscrita por ambos y fue su talento el que permitió entender en 1950 -el artículo es publicado en 1952- mediante un experimento con el Fago T2, que la información que ingresaba el virus a la bacteria era ADN y no proteínas, pues lo que el fago inyectaba contenía fósforo y no azufre.
Chase es hija de la gran explosión de átomos por la paz, de los estudios con isótopos radiactivos. Su jefe había desarrollado el experimento sin obtener resultados. El cuidado para agitar la mezcla y soltar a los fagos de la superficie bacteriana fue clave.
4.2. Rosalyn Yallow
Rosalyn Yalow tuvo una camino menos amargo. Galardoneada por el desarrollo de la técnica de Radio Inmuno Análisis y reconocida por Estocolmo. Pero estaba muy consciente de la asi- metría de sus condiciones de trabajo respecto de los colegas varones. Una entre 400 ingenieros, su profesor de física señaló que su talento era sólo teórico y no experimental. Yalow se asoció al Hospital Montefiori en el Bronx, estudiando la dinámica hormonal. Sospechaba que la insulina artificial prolongaba su vida media, porque anticuerpos específicos se unían a ella. El editor de la revista a la que sometió su artículo le escribió diciendo que la hipótesis no estaba probada. Entonces Rosalyn no respondió contra argumentando. Simplemente inventó una técnica para resolver la objeción. Al escepticismo verbal del editor, una técnica insospechada. Verba volans, experimentum manent (Creager, 2013).. Yalow tuvo el genio de investigar desde un Hospital, de inventar una técnica que se masificó tras nacer en el espacio clínico y de ser una científica básica con capacidad inventiva y talento técnico. Fue la primera mujer Nobel de Estados Unidos y la segunda en el mundo.
4.3. Hilde Mangold
En contraste Hilde Mangold me parece sería nuestro poeta, un Lautréamont del laboratorio. Hilde precozmente se interesa por la embriología y busca estudiar con Spemann para resolver la cuestión del rol del desarrollo, y por tanto de lo no hereditario, en la polémica vitalismo versus mecanicismo (Driesch versus Roux).
Mangold desarrolla su tesis doctoral bajo la dirección de Spemann, transplantando zona del teji- do del blastoporo de Triturus cristatus, bajo el ectodermo de Triturus taeniatus. Lo relevante es que dado que esta salamandra tiene pigmentadas sus células, era posible diferenciar ópticamente si la inducción de notocorda era a partir del tejido del injerto o del receptor. El desarrollo de dos embriones pegados por el vientre, probó que el organizador actuaba mediante una inducción sobre el tejido del huésped. Uno de los pocos experimentos que ha dado origen a un Nobel y que está hoy en la raíz de la discusión eco-evo-devo.
Comparé a Mangold con Isodoro Ducasse. Ambos geniales, creadores de una obra radicalmen- te nueva, precoces y de muerte juvenil. Si el poeta uruguayo fallece a los 24 años, Hilde muere el mismo año de su tesis doctoral, a los 26 en un accidente doméstico. No recibe el Nobel y su apellido de soltera no está ni siquiera en la mención corriente del experimento.
5. Historia natural y etología
5.1. Len Howard
En 1955 el Fondo de Cultura Económica publicó un breviario (102) muy especial. Traducido por la poeta española Ernestina de Champourcin, el libro se titula Los pájaros y su individua- lidad (Bird as individuals) y no sólo es una investigación desarrollada en forma independiente por Len Howard (Gwendolyn) sobre los pájaros, sino un ejemplo de historia natural en la mejor tradición inglesa respecto de las aves y un origen alternativo para la etología. Recordemos que nuestro vecino Hudson hizo sus últimos años en inglaterra como ornitólogo y ese hermoso es- tudio del halcón peregrino también hecho por un inglés aficionado, J A Baker.
Len Howard puede ser entendida como una vuelta de espalda de la etología a Konrad Lorenz (Nobel y todo), sus veleidades nacionalsocialistas y eugenésicas, para nacer en cuna más humil- de. Un origen que también tome distancia de los mundos circundantes algo solipsistas de von Uexkull, para dar parte a un mundo más simbiótico en la perspectiva de Lynn Margulis. Un mundo en que los pájaros tienen emoción y personalidad que los distingue entre los miembros de su especie. En que no son meras máquinas instintivas, algo que aun le pesa a Lorenz. Len dice que tal pájaro se llamaba. No dice lo llamé. La biología de Howard se entrega por entero a sus pájaros y en su libro muestra algo de los trastornos de su vida doméstica, cuando abre su casa y su vida a la irrupción de paros, mirlos, pinzones, jilgueros. Su etología que se inicia en 1938 (el texto de Lorenz es de 1935) conecta plenamente con los trabajos actuales de Vincianne Despret, en tanto reconoce individualidad y subjetividad intelectual a nuestros hermanos.
Leer su libro es adentrarse en la vida de una historiadora natural y una etóloga que los biólogos no acaban de descubrir.
6. Discusión
La biología es y ha sido una rica disciplina teórica. Es notable por ejemplo el intenso trabajo intelectual que dió impulso a la noción de epigénesis y cibernética (Peterson, 2016), (Hui, 2020) y (Simondon, 2019). El rol de las investigadoras en general, pero más aún de aquellas que han contribuido a esa riqueza teorética ha sido borrado de manera injusta y autoritaria, produciendo una ignorancia deliberada, una agnotología en el campo biológico. Al estudiar a contrapelo la historia de la medicina y la biología, encontramos una biología no patriarcal, rica e híbrida. Durante este siglo dos hechos biológicos han señalado un giro para biología. Por un lado, el de- sarrollo de eco-evo-devo (Gilbert et al., 2018), una teoría evolutiva que junto con aceptar el rol en la evolución del desarrollo ontogenético, han incorporado las cuestiones de la simbiosis y la interacción con otras especies. Por otra parte, la aceptación que especies como la rana comestiblePelophylax kl esculentus requieren una especificación en su nombre pues es una especie híbrida (Flannery, 2018), poniendo de bruces la definición misma de especie. Ambos aportes constitu- yen dos giros radicales hacia una biología que alumbre una medicina para el antropoceno, con un corazón y un saber marcadamente no patriarcal, no individualista ni especista.
Referencias
Carpenter, D. (2010). Reputation and Power. Organizational image and Pharmaceutical regu- lation at the FDA. Princeton University Press, Princeton.
Creager, N. (2013). Life Atomic. A history of radiosotopes in science and medicine. The University of Chicago Press, Chicago.
Flannery, T. (2018). Europa: una historia natural. Biblioteca nueva, Barcelona.
Gilbert, S., Tauber, A., and Sapp, J. (2018). Nunca fuimos individuos:una visión simbiótica de
la vida. Humus-editores, Chamiza.
Hamilton,M.(2007). Thegentresubversive.RachelCarson,SilentSpringandtheriseofthe
Environmental Movement. Oxford University Press, New York.
Hui, Y. (2020). Recursivity and Contingency. Rowman & Littlefield, Barcelona, london edition.
Maguire,S.(2008). RachelCarson.LegacyandChallenge,chapterContestedIcons.Rachel Carson and DDT. State University of New York Press.
Peterson, E. (2016). THE LIFE ORGANIC. The Theoretical Biology Club and the Roots of Epi- genetics. University of Pittsburgh Press, Pittsburgh.
Pimentel, D. (2008). Rachel Carson. Legacy and Challenge, chapter After Silent Spring: Eco- logical Effects of Pesticides on Public Health and on the Birds and Other Organisms. State University of New York Press.
Richmond, E., Grace, M., Kelly, J., Reisinger, A., Rosi, E., and Walters, D. (2017). Pharmaceu- ticals and personal care products (PPCPs) are ecological disrupting compounds (EcoDC). Elem Sci Anth, : 66. DOI: https://doi.org/10.1525/elementa.252, 5(66).
Simondon, G. (2019). Sobre la Psicología.1956-1967. Cactus. Serie Clases, Buenos Aires.
